Este fin de semana tuve la suerte (o desgracia) de visitar la feria de Playmobil que se celebra anualmente en mi ciudad y he caído, one more time, en el coleccionismo absorvente y patético de muñequitos. Yo ya lo sabía. Ya sabía que tarde o temprano tenía que pasar por la fiebre de los clicks, así que tampoco me voy a hacer la víctima. Me he centrado, por el momento, en formar un ejército de caballeros cruzados, que me parecen el no va más de la estética, todos en blanco, rojo y negro, como los White Stripes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo puedo reirme y tenderte mi mano en esa archiconocida posición que es la mano de click, donde lo mismo cabe una espada de guerrero que el maletín de enfermero. Sigo riéndome. Me has salvado el marronáceo final de la jornada laboral. Y creo que en casa de mis padres están abandonados al menos un click bereber con su camello y algunos soldados del fuerte Playmobil. Si tu fiebre coleccionista alcanza cotas más altas, podemos negociar.

Me voy riéndome ;)

Esther

Anónimo dijo...

se ha acabado ya la feria esa? donde es? jooo, me hubiese molado ir

Àngels dijo...

Coleccionarlos está bien, pero tiene más gracia que convivan esparcidos por el suelo el playmobil pirata con la maestra, los cruzados con los vaqueros, sin discriminación por motivo de periodo histórico, ramo profesional o continente de procedencia. Y todo lleno de millones de piezas pequeñitas, que acababan incrustadas a traición en los pies descalzos y que siguen apareciendo durante siglos con cada limpieza. Eso si tienes doce años, claro, que diría que no es el caso. Un saludo!

Anónimo dijo...

ay porte, cuanto tiempo